Logotip de la revista Noves SL

Presentació

hemeroteca

bústia

Logo


Lengua y economía. Mercado de intercambios simbólicos y consumo de productos lingüísticos en euskera, por Benjamín Tejerina


CONTINUA


Junto al uso y su valor de uso, una lengua o variedad lingüística adopta un valor de cambio o de intercambio. Estas valoraciones se basan, en parte, en las valoraciones de uso y, en parte también, en elementos pragmáticos, instrumentales y utilitarios de carácter extralingüístico, que mueven a las personas a aprender o utilizar una lengua para alcanzar otros fines (disfrute, cultura, empleo, etc.). El valor simbólico de una lengua remite a lo que hemos denominado la función participativa de la lengua. Supone una proyección subjetiva de carácter afectivo por la que atribuimos a la lengua un valor como símbolo de pertenencia, de identidad, como sucede en numerosas ocasiones con la lengua materna o la lengua de los ancestros. Estas valoraciones son relativamente independientes, en principio, del valor de uso y del valor de cambio. En ocasiones, también se puede atribuir un alto valor simbólico a una lengua que se ha perdido o que no se habla, pero a la que se sitúa en una posición especial, por su valor simbólico.

El valor de signo, finalmente, remite a las valoraciones que se realizan en términos de prestigio social. Como afirma Bourdieu “los usos sociales de la lengua deben su valor propiamente social al hecho de que tales usos tienden a organizarse en sistemas de diferencias que reproducen en el orden simbólico de las separaciones diferenciales el sistema de las diferencias sociales. Hablar, es apropiarse de uno u otro de los estilos expresivos ya constituidos en y por el uso, y objetivamente caracterizados por su posición en una jerarquía de estilos que expresa la jerarquía de los correspondientes grupos. Estos estilos, sistemas de diferencias clasificados y clasificantes, jerarquizados y jerarquizantes, dejan su huella en quienes se los apropian y la estilística espontánea, provista de un sentido práctico de las equivalencias entre ambos órdenes de diferencias, expresa clases sociales a través de las clases de índices estilísticos” (Bourdieu, 1999: 28).

El término prestigio social remite a dos aspectos que en la realidad están muy relacionados: la consideración hacia la lengua de un grupo que funciona como grupo de referencia y el reconocimiento del poder social de dicho grupo. Poder social que puede variar tanto en términos históricos como en distintos contextos sociales en un mismo periodo histórico. En tal sentido parece manifestarse Fishman cuando, hablando del prestigio, sostiene que “no se trata del prestigio míticamente invariable de una lengua o variedad lingüística, sino más bien del destino o la suerte altamente variables de sus hablantes. Los triunfos del inglés, español o portugués en el Nuevo Mundo son un triunfo del poderío físico, del control económico y del poder ideológico. Ninguno de estos factores es en sí lingüístico, pero las lenguas que resultan estar asociadas con tales fuerzas y desarrollos poderosos pueden suponer una serie de ventajas a sus hablantes, mucho mayores que las de los que no hablan estas lenguas” (Fishman, 1982: 162).

En nuestras sociedades el valor de cambio condiciona tanto el valor de uso como el valor de signo, y el valor de cambio se determina en el mercado de los intercambios económicos, del que los intercambios lingüísticos y culturales forman parte. Con ello no quiero afirmar que el valor de cambio elimine las otras fuentes de valoración, ni mucho menos. Lo que intento ver es hasta qué punto la lengua guarda autonomía respecto de las determinaciones, en este caso, económicas. Es decir, hasta qué punto el campo económico, la lengua como valor económico, es un campo privilegiado para observar los procesos dinámicos de cambio lingüístico a largo plazo.

No sé si se puede llegar a firmar que el poder de una lengua como recurso económico depende del poder e influencia económicos de la comunidad de sus hablantes, pero lo que sí es cierto es que el valor económico de una lengua lo determina el mercado de los intercambios lingüísticos. Este mercado no es libre -nunca lo ha sido-, es un mercado intervenido.

El mercado se compone de intercambios lingüísticos en los que encontramos valores de uso, valores de cambio, valores de signo y valores simbólicos, que son los únicos que escapan al cálculo del mercado.

Una manera de evaluar la posición de una lengua  en el mercado es considerar el número y características de los intercambios lingüísticos y, por lo tanto, la lengua como recurso, frente a los intercambios lingüísticos que se producen en otras lenguas en el caso de las realidades plurilingües.

Al menos se me ocurren dos ámbitos en los que es posible e importante medir su presencia: a) las prácticas lingüísticas en el momento de la producción; b) los productos de la industria lingüística-cultural y las prácticas lingüísticas ligadas a su consumo.

5. Intervención y mercado del euskera(10)

a) las prácticas lingüísticas en el momento de la producción

En relación con la situación del uso del euskera nos centraremos en tres ámbitos: la esfera familiar, la comunidad más próxima y los ámbitos formales.(11)

La frecuencia de utilización del euskera en la intimidad familiar se mueve entre el 48% de los que declaran que usan siempre o casi siempre el euskera en casa y el 74% que lo hacen para dirigirse a los hijos. Las otras situaciones por las que se ha interrogado a los entrevistados presentan los siguientes porcentajes: 48% usan el euskera para hablar con sus abuelos, el 51% con su pareja, el 53% con su padre, el 56% con su madre y el 59% con sus hermanos. Tres de cada diez entrevistados manifiesta comunicarse con los familiares preferentemente en castellano.

La utilización del euskera en el ámbito laboral, de amistad y comunitario cercano sigue las mismas pautas que en el caso de la familia, aunque mostrando una presencia más reducida. Los euskaldunes hablan siempre o casi siempre en euskera con los amigos en el 50% de las situaciones, el 45% con los compañeros, el 46% con los superiores, el 48% con los comerciantes y el 78% en el mercado.

En cuanto a los espacios y situaciones cotidianas más frecuentes como ir al banco, al médico o al ayuntamiento, los vascohablantes también hacen un uso mayoritario del euskera, con excepción de las conversaciones con el médico. Tres de cada cuatro euskaldunes se comunican en euskera con el sacerdote, uno de cada dos cuando van al banco o caja de ahorros, el 59% en el ayuntamiento, el 85% con los profesores de sus hijos y sólo uno de cada tres cuando acuden a un centro de salud.

La diversidad interna de los euskaldunes en cuanto a su dominio lingüístico tiene una gran influencia en la mayor o menor utilización del euskera o del castellano. Los bilingües con mayor facilidad para el euskera hablan mayoritariamente en esta lengua: nueve de cada diez veces con amigos, ocho con los comerciantes, más de nueve en el mercado, y algo menos, siete de cada diez encuentros, en el trabajo y con los superiores.

Cuando preguntamos a los bilingües equilibrados sobre sus hábitos lingüísticos declaran hablar algo menos en euskera: el 50% con los amigos, 46% con los comerciantes, 45% en el trabajo, 48% con los superiores y el 81% en el mercado. En todos los casos hacen uso del euskera con mayor frecuencia que del castellano. Esta tendencia se invierte en las situaciones donde participan los bilingües con predominio del castellano. Sólo en el mercado siguen haciendo un uso mayoritario del euskera, 60%, y hablan en castellano con los amigos en el 57% de los casos, 63% con los comerciantes, 52% en el trabajo y 59% con los superiores.

La densidad de euskaldunes desempeña un papel muy importante en la utilización del euskera. Si en las zonas donde existe más de un 80% de euskaldunes la lengua hablada es según los entrevistados el euskera, la frecuencia de utilización va disminuyendo hasta su sustitución por el castellano cuando variamos de zona. La presencia del euskera en las conversaciones entre amigos son la norma en ocho de cada diez encuentros en las zonas con más de un 80% de euskaldunes, reduciéndose al 55% en las zonas con un 45-80% de vascohablantes, al 40% en áreas entre un 20 y un 45% de bilingües y al 15% donde hay menos de un 20%. En este último caso, los entrevistados afirman utilizar el castellano en seis de cada diez casos.

La misma situación se repite en los intercambios lingüísticos en los comercios pasando del 86% de uso del euskera en las zonas donde casi existe un bilingüismo social al 90% de utilización del castellano en las áreas donde el número de bilingües es muy reducido. En las zonas con más de un 45% de bilingües el euskera tiende a predominar sobre el castellano en el mundo laboral en conversaciones con compañeros y superiores (64% y 59% respectivamente), mientras en el resto de áreas tiende a predominar el castellano (56% y 71% respectivamente). Únicamente el espacio público del mercado muestra un predominio del euskera sobre el castellano en las zonas con más de un 20% de bilingües: 96%, 87% y 67% según las zonas de más a menos densidad euskaldun y una presencia muy importante, del 45%, en las áreas con menos de un 20% de bilingües.

La edad es otro factor relevante cuando se trata de explicar la utilización del euskera. Los entrevistados que más usan el euskera son los mayores de 65 años, descendiendo la frecuencia de los que declaran hablar siempre o preferentemente en euskera a medida que disminuye la edad de los vascohablantes. Los comprendidos entre 16 y 24 años son los que muestran menor utilización entre los amigos (del 68% de los mayores de 65 años al 38% entre los menores de 24 años), en el comercio (del 58% al 37%), con los compañeros de trabajo y con los superiores, y en el mercado (86% versus 67%).

En líneas generales, a partir de los testimonios de las entrevistas realizadas, se puede afirmar que el euskera no goza, en el mundo de la producción, de la misma importancia que ha alcanzado en otros ámbitos como la escuela o la administración pública. Sólo una minoría se preocupa de ello, aunque ha cambiado mucho en los últimos veinte años. Si bien el mundo laboral es la continuidad de lo que antes se ha realizado a nivel escolar, la presencia del euskera en el proceso productivo es mínima.

En años recientes se han empezado a implantar planes de euskera a nivel de empresa, para dotar al idioma de una mayor presencia en todo el proceso productivo; sin embargo, donde alcanza cierta presencia se limita al ámbito oral. Algunas experiencias que se ha comenzado a poner en funcionamiento, como la cooperativa EMUN, perteneciente a Mondragón Corporación Cooperativa (MCC), pueden marcar un camino para el futuro.(12)

El proceso de introducción del euskera en la empresa no es un tema prioritario para las asociaciones de empresarios, y tampoco existe una demanda de este tipo de servicios por parte de los empresarios. En cualquier caso, existe una gran disparidad geográfica, pues en muchas empresas el euskera está muy presente en su actividad cotidiana dependiendo del arraigo y enraizamiento de sus trabajadores en el entorno social. Como afirma uno de nuestros entrevistados, potenciar el euskera frente al proceso de globalización –y la homogeneización lingüística y cultural- puede ser una forma de insertarse en la misma: “en este mundo crecientemente globalizado, querer y potenciar lo pequeño es la forma de ser más grande, de seguir estando ahí. Sabemos lo que está pasando en todo el mundo, pero queremos seguir estando ahí”.

b) los productos de la industria lingüística-cultural y su consumo

La constante expansión de la producción relacionada con la industria lingüística debido al permanente crecimiento de la demanda ha impulsado una paulatina profesionalización de las tareas relacionadas con el activismo etnolingüístico. Las actividades relacionadas con la transmisión lingüística, y las que se desarrollan en torno a ella, exigen una permanente inversión de tiempo y esfuerzo en la preparación de aquellos que se mueven en este ámbito: producción de material didáctico y pedagógico, actividades complementarias como teatro, literatura, actividades de ocio y tiempo libre, etc. Muchas de las asociaciones cívicas de carácter local que han ido apareciendo en los últimos años editan su propia revista, disponen de emisoras de radio y, en algunos casos, de canal de televisión. El incremento de la cualificación y profesionalización de las personas que dedican parte de su actividad a estas asociaciones es uno de sus rasgos característicos.

Asistimos a un crecimiento constante del número de personas y del volumen de recursos dedicados a la producción cultural audiovisual y de modernización de la lengua que constituye lo que podríamos denominar una nueva industria lingüística. Por supuesto que no todos los que actúan en esta industria forman parte del movimiento ni todos los activistas del mismo están abocados inexorablemente a dedicarse profesionalmente a dichas actividades. No cabe duda que las relaciones son un poco más complejas, pero tampoco podemos negar el establecimiento creciente de canales de comunicación e intercambio entre movilización social e industria lingüística, que facilitan el tránsito hacia una mayor profesionalización, sobre todo si tenemos en cuenta que los beneficios potenciales suponen importantes incentivos individuales y colectivos que reducen los posibles costes.

Algunos indicadores de la importancia de la producción lingüística que han ido apareciendo en las entrevistas realizadas serían:

a) algo más del 50% de la producción editorial de la Comunidad Autónoma Vasca se realiza en euskera. En los últimos años, por encima de los 1.200 títulos anuales editados entre libros nuevos y reediciones;

b) lento crecimiento de la presencia del euskera en la prensa, con la existencia de un diario, Berria (13) [Noticia], algún semanario como Zabalik [Abierto], y numerosas revistas de carácter periódico variable editadas integra o mayoritariamente en euskera;

c) incremento de la presencia del euskera en las cadenas de radio (radios libres), no en la radio comercial, y en torno a programas de carácter juvenil. Además de la presencia en la radio y la televisión públicas dependientes del Gobierno vasco;

d) creciente presencia del euskera en el mercado del doblaje cinematográfico, del vídeo y del mundo audiovisual, de los juegos infantiles y de ordenador.

A pesar del crecimiento experimentado en los últimos años por este mercado lingüístico existe un gran desconocimiento (14) de sus características y necesidades, de cómo llevar a cabo su estructuración para dotarlo de identidad y tratar de garantizar su continuidad.

Desde un punto de vista estrictamente económico esta industria lingüística implica centenares de puestos de trabajo y miles de productos culturales que revierten a la sociedad no sólo en términos de reproducción lingüística sino también en forma de cotizaciones, tasas e impuestos que contribuyen a la reproducción económica.


3 de 4