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Sociolingüística internacional


Deseño de medidas para mellora-las actitudes cara ó galego e incrementa-lo seu uso, por Equipo de investigación del Seminario de Sociolingüística de la Real Academia Galega


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Los criterios que a priori considerábamos fundamentales para formar grupos eran edad, lengua habitual, sexo y lugar de residencia. Se acordó elaborar grupos de jóvenes que hablaran sólo o predominantemente en una u otra lengua y en cada uno de los tipos de hábitat (rural, vilego y urbano), (2) intentando respetar la heterogeneidad intra-grupo en lo concerniente a edad y sexo de los participantes. Un requisito para la participación en los grupos era que los miembros no se conocieran entre sí, además, en ningún caso podía existir un conocimiento previo entre el moderador y los informantes.

Participantes

Se formaron grupos integrados por gallegohablantes y castellanohablantes en cada uno de los tres tipos de hábitat de residencia (rural, vilego y urbano) y dos por tipo de hábitat, además de un grupo bilingüe piloto. Debido a la heterogeneidad en los usos lingüísticos urbanos de Galicia, consideramos necesario establecer una tipología de las ciudades gallegas atendiendo a la lengua predominante en cada una de ellas. A través de un análisis de correspondencias que determinaba la asociación existente entre las ciudades gallegas y sus usos lingüísticos se decidieron las ciudades en las que se celebrarían grupos de discusión, resultando seleccionadas Santiago de Compostela, Ourense, Vigo y La Coruña, y quedando excluídas Pontevedra, Lugo y Ferrol. Los otros grupos, vilego y rural, se desarrollaron en Baiona (Pontevedra) y Maceda (Ourense), respectivamente.

3. Resultados

Los primeros análisis obtenidos de los resultados del matched-guise tenían como fin estudiar que tipo de variables estaban influyendo en las valoraciones actitudinales de los jóvenes gallegos. Para ello utilizamos una técnica multivariante (modelo lineal general de medidas repetidas). De los resultados se puede deducir que los jóvenes gallegos muestran unas actitudes bastante homogéneas hacia los hablantes que se expresaban en las variedades lingüísticas manipuladas, ya que sus valoraciones no estaban influenciadas por su hábitat de residencia, ni por su sexo o por su lengua materna o lengua habitual.

Mediante este análisis obtuvimos trece contrastes significativos. Ocho estaban determinados por la presencia o ausencia de acento gallego en las máscaras. Los jóvenes percibían como más inteligente, atractivo, culto, innovador, con capacidad de liderazgo, práctico, con interés en progresar y confianza en sí mismo a la máscara n cuando no exhibía acento gallego.

Otra de las variables que influía en las valoraciones de los jóvenes era el sexo del interlocutor. Ésta interaccionaba con el acento, de forma que los jóvenes valoraban más negativamente a las máscaras femeninas en las características de atractivo, inteligencia y liderazgo cuando exhibían acento gallego.

Se constata una ausencia de importancia de la variable lengua en las valoraciones actitudinales de los sujetos, tanto si actúa de manera aislada como si lo hace en interacción con otras variables. Los resultados que arroja la técnica de cluster confirman que la lengua utilizada (i.e. gallego o castellano) influye en menor medida que el acento gallego y el sexo de la máscara en la categorización social de los interlocutores. Para los jóvenes, la combinación de variables que determina en mayor medida la categorización social de los interlocutores hace referencia a una mujer cuando se expresa en las variedades con acento manipuladas (i.e. gallego tradicional y castellano con acento).

Una vez determinadas las variables que influyen en la valoración actitudinal de los jóvenes gallegos pasamos a determinar cuáles eran las características personales que constituían las dimensiones en base a las cuales categorizaban a los hablantes, basándonos en otros estudios que empleaban esta misma técnica (Bradac, 1990; Edwards, 1999; Fasold, 1984; Giles y Coupland, 1991)

Utilizando el Análisis de Diferencias Individuales (INDSCAL) comprobamos que los hombres cuando hablan sin acento gallego reciben puntuaciones más altas en la dimensión de status (i.e liderazgo, interés en progresar o confianza en si mismo) y bajas en la dimensión de solidaridad (i.e. atractivo físico, divertido, sentido del humor y simpático). Sin embargo, cuando es la mujer la que habla con acento, es la característica orgullo la que determina la dimensión, asociada al éxito social pero con un marcado carácter peyorativo.

Las variedades con acento gallego están determinadas positivamente por características pertenecientes a la dimensión de solidaridad, asociadas a la integridad personal como abierta o generosa, o de empatía como divertido o con sentido del humor, y, a su vez referidas a aspectos relacionados con status asociados a valores tradicionales (i.e. trabajador).

Además, las variedades con acento gallego están asociadas negativamente a características de la dimensión status, como liderazgo, atractivo físico, inteligencia, cultura y orgullo. En contraste con la dimensión anterior, cuando la voz era de mujer y hablaba en las variedades con acento gallego, la característica con un mayor peso era la de fiel, en a la dimensión de solidaridad y asociada a valores tradicionales, sobre todo cuando está acompañada de la característica trabajadora. La que menor peso presenta es atractivo físico.

En las aproximaciones cualitativas (entrevistas en profundidad y grupos de discusión) apuntamos ciertas diferencias con los resultados de otros trabajos que, sondando la misma realidad, utilizaron opciones metodológicas distintas en la recogida y en el análisis de los datos, como pueden ser los del Mapa Sociolingüístico de Galicia (Seminario de Sociolingüística, 1994, 1995, 1996).

En las entrevistas en profundidad, los elementos identitarios de la condición de gallego están definidos por los participantes en términos subjetivos, lo que propicia que la lengua no sea un elemento consensuado en la definición de la identidad de los jóvenes gallegos. Los individuos entienden que hablar gallego es un requisito para considerarse gallego en función de la lengua habitual del entrevistado, es decir, los gallegohablantes creen en mayor medida que los castellanohablantes que es gallego el que habla gallego. Además algunos castellanohablantes son más reticentes a considerar la relevancia de la lengua como elemento de identificación grupal o incluso a aceptar cualquier tipo de clasificación étnica porque perciben una potencial exclusión en este discurso.

Mostrarse gallego fuera de Galicia no es positivo, y además vivir fuera de Galicia parece no propiciar, entre la juventud, un sentimiento que favorezca un apego mayor a Galicia y al gallego, sino más bien, todo lo contrario.

El cambio de lengua habitual está mal considerado, con la particularidad de que los individuos que cambiaron de lengua hacia el castellano suelen ser evaluados con indulgencia, ya que se interpreta que su conducta es fruto de la ignorancia, mientras que los individuos que cambiaron en favor del gallego son evaluados con dureza e intransigencia, entendiendo que es una conducta ridícula, pretenciosa y fruto de una ideología nacionalista. Los entrevistados neohablantes de gallego narran episodios vitales de exclusión y marginación por motivos lingüísticos. Los individuos que cambiaron su acento para variedades tradicionales son también peor valorados que los que hacen para variedades fonológicas más próximas al castellano.

El conocimiento sobre miembros del grupo que fueron ilustres en el pasado se reduce a escritores, lo que muestra una predisposición a plegarse a los elementos (reflejados y representados por personajes) de identidad de la cultura castellana.

Los informantes asocian la difusión de la norma escrita con un estándar oral negativamente caracterizado y que entienden que es impuesto. La mayoría prima la libertad individual frente a la adopción de un estándar, (3) lo que supone en el fondo la negación de la norma. Frente a esto, y de una manera contradictoria, las opciones ortográficas no normativas son evaluadas también negativamente. Los criterios que determinan la autenticidad lingüística están basados en factores como la naturalidad, la espontaneidad, la comodidad, la ruralidad y las costumbres tradicionales.

La convergencia lingüística es una demanda de muchos castellanohablantes, y una concesión que los gallegohablantes comprenden y justifican cuando ésta es hacia el castellano. La convergencia en gallego tiene un sentido de filiación. En general en la convergencia en castellano pesa más la dimensión de status mientras que en la convergencia en gallego pesa más la dimensión de solidaridad. Existe, no obstante, una tendencia a que ciertos entrevistados gallegohablantes, para los que la lengua resulta un elemento clave de identidad personal, se manifiesten muy críticos con la ausencia de convergencia en gallego.

Con respecto a la utilidad, el gallego no se percibe que posea rentabilidad social fuera del grupo social de referencia, excepto en ciertos círculos universitarios y de la Administración. En relación con esto, los informantes creen que los gallegos deben hablar las dos lenguas, en un discurso que confunde sistemáticamente dos dimensiones: la competencia y el uso, valorando en general más la competencia que es la que justifica una situación asimétrica. Entre los gallegohablantes en general, se considera que el gallego debería merecer atención especial por parte de la sociedad y de los actores implicados en el proceso de normalización.

El papel principal que el gallego debe jugar en la enseñanza también se centra en las competencias, reflejando que para muchos jóvenes gallegos la escuela no debe utilizarse como un instrumento ligado a aspectos identitarios, es decir, la escuela no tiene por qué fomentar el uso del gallego.

Además, la lengua habitual de los informantes parece condicionar las actitudes generales en torno a los temas tratados en la entrevista formando un contínuum que va desde unas actitudes negativas a muy positivas siguiendo este orden: hablantes de castellano urbanos o vilegos, gallegohablantes rurales y neohablantes de gallego urbanos.

Del análisis de los grupos de discusión realizados podemos concluir que la creación y reproducción de las representaciones en torno a la situación actual de la lengua gallega está determinada por el grupo social de referencia en el que se insertan los participantes. Así, la creación de escenarios donde los actuantes compartían características como la lengua habitual y el lugar de residencia (sobre todo la primera), reforzaba los sentimientos de pertenencia al grupo representado y favorecía la emergencia de discursos consistentes con los conocimientos de sentido común relevantes para el grupo.

Resultó constatable la existencia de un contínuum actitudinal que, en su polo negativo abarcaría actitudes de rechazo vinculadas a la ausencia de identificación con los trazos identitarios que se asocian a la lengua, y en su polo positivo integraría actitudes consistentes con su uso como rasgo externo de adhesión simbólica a la identidad cultural gallega. Estos polos del contínuum coincidieron con las representaciones sociales de dos grupos minoritarios de jóvenes. El primero estaría integrado por residentes en ciudades, monolingües en castellano y con escasas competencias activas en lengua gallega. En este grupo las relaciones entre las dos lenguas son percibidas de manera conflictiva, y los avances en la extensión de sus usos sociales se consideran amenazantes para el castellano. El segundo grupo estaría formado por gallegohablantes monolingües residentes en el ámbito urbano que, en algún momento de sus vidas tomaron la decisión de emplear el gallego, al considerarlo un elemento central de la identidad colectiva gallega. Entre uno y otro polo se situaron la mayor parte de los jóvenes que participaron en este estudio.

En los grupos de castellanohablantes encontramos factores que suponen importantes barreras para extender el uso de la lengua gallega: hábito de emplear el castellano en todos los ámbitos relevantes de interacción, percepción de un contorno mayoritariamente castellanohablante, valoración negativa sobre la utilidad de hablar gallego en la mayor parte de los ámbitos sociales, y existencia de prejuicios basados en la persistencia de estereotipos tradicionales (bruto, paleto) y en la emergencia de nuevos estereotipos (nacionalista, snob).

En el ámbito laboral se suele identificar el uso del gallego con profesiones de bajo prestigio o, marginalmente, con el ámbito docente y de la administración, aspecto que incide en la escasa valoración de la utilidad del uso del gallego como lengua habitual.

La percepción de una mayor preocupación en otras comunidades autónomas por sus lenguas propias provoca sentimientos ambivalentes en los que se mezcla la culpabilidad por no hacer lo suficiente por nuestra lengua y el rechazo de estos modelos, justificados por una supuesta mayor tolerancia de los gallegos.

Sobre la situación del gallego en la enseñanza existe un discurso mayoritario que se puede definir como "del multilingüismo", consistente en expresar valoraciones positivas hacia la aprendizaje de diferentes lenguas. El debate, sin embargo suele mantenerse en el plano de las competancias lingüísticas evitando trasladarlo a la esfera de los usos.

Se delega la responsabilidad en la conservación de la lengua gallega a instancias supraindividuales y así se evita la posible disonancia que supone la inconsistencia entre las actitudes expresadas y el comportamiento individual.

En los grupos de gallegohablantes detectamos en general un importante compromiso con el uso del gallego y una voluntad por hacer extensivo este uso a todos los ámbitos de la vida social. Hay que señalar que resultaron destacables las diferencias en las representaciones de la situación entre neohablantes de gallego urbanos (con las valoraciones más negativas acerca de la situación actual) y hablantes rurales con el gallego como lengua inicial.

Los gallegohablantes que residen en el rural o han nacido en este ámbito y mantienen importantes vínculos con él, valoran de forma más positiva la situación global de la lengua gallega y la mejora en su prestigio social, debido a la presencia del gallego en los medios de comunicación y en la esfera de la administración.

La comparación de esta situación negativa con la de otras comunidades con lengua propia se traduce en un sentimiento de inferioridad. Tiende a asumirse un discurso de autoinculpación, atribuyendo las causas de la situación a las supuestas características antropológicas de la comunidad etnolingüística formada por los gallegos (falta de orgullo, ausencia de líderes...).

En los gallegohablantes que tienen el gallego como lengua inicial, encontramos elementos que pueden incidir en un cambio de lengua habitual a favor del castellano. En la medida en que los miembros de este grupo incorporan en su discurso los valores de los hablantes comprometidos se habilitan de mecanismos que evitan el cambio al castellano.


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