SI-Boletín
   

  
Las nuevas tecnologías y la política audiovisual
Marcelino Oreja Aguirre
Comisario europeo para el sector audiovisual
Presidente del Grupo de Alto Nivel de Política Audiovisual
(15 de gener de 1999)
 

Las nuevas tecnologías están transformando radicalmente el panorama audiovisual tal como lo conocemos. Las tecnologías digitales abren nuevas posibilidades para el desarrollo de nuevos servicios. Los servicios tradicionales también se modifican al poder superarse barreras técnicas del pasado como las que imponía la escasez de frecuencias en el espectro radioeléctrico.

Todos estos cambios suponen nuevos retos para los responsables de la política audiovisual a nivel local, nacional y supranacional. Desde la perspectiva europea, hay tres aspectos que reclaman nuestra atención: la futura configuración de los distintos mercados que integran el sector audiovisual, el entorno regulador del sector y la competitividad de las industrias audiovisuales europeas.

La futura configuración de los distintos mercados que integran el sector audiovisual

Las nuevas tecnologías van a permitir la prestación de nuevos servicios, lo que implica la aparición de nuevos mercados. Pero además, los sectores tradicionales como la radiodifusión están a punto de entrar en una nueva era en la que el número de canales se multiplicará sustancialmente. Las plataformas digitales agruparán las ofertas audiovisuales de canales nacionales y extranjeros, aumentando considerablemente las posibilidades de elección para el consumidor. Como consecuencia, las cuotas de audiencia se fragmentarán en proporción al incremento de la oferta. El papel de los operadores encargados de una misión de servicio público evolucionará. Los sistemas de financiación tradicionales tendrán que modificarse como resultado de todos estos cambios.

Determinados elementos como el control de los derechos de difusión de contenidos audiovisuales que conciertan audiencias mayoritarias o los llamados ‘gateways’ tecnológicos (decodificadores, Application Programme Interfaces, etc.) cobran una importancia estratégica crítica para el desarrollo de la industria.

Todos estos cambios conducirán a una nueva configuración de los mercados audiovisuales. Pero para poder mantener el dinamismo del sector y poder maximizar las posibilidades económicas y sociales que nos ofrece su desarrollo, las autoridades públicas debemos asegurar y preservar la libre competencia evitando que ningún operador controle esos elementos críticos hasta el punto de abusar de posiciones de dominio.

El entorno regulador del sector

El conjunto de mercados que componen el sector audiovisual ha estado tradicionalmente regulado de forma bastante estricta a nivel nacional. Los cambios que las nuevas tecnologías nos aportan van a implicar una modificación sustancial de la forma en que se ha concebido el entorno regulador del sector por diversas razones.

El proceso de convergencia tecnológica que impone la tecnología digital está acercando cada vez más el mundo de las telecomunicaciones al mundo audiovisual, al menos en lo que concierne a las infraestructuras que, en gran medida, ya son comunes. En cambio, tal como ha revelado la consulta pública que la Unión Europea ha realizado durante el último año con el Libro Verde de la Convergencia, persiste, al menos por el momento, la necesidad de mantener un conjunto de normas específicas para regular el sector audiovisual, y en especial sus contenidos.

Las instancias de regulación deben adaptarse a la nueva realidad del sector. A nivel comentario, se hace cada vez más urgente la necesidad de desarrollar un verdadero mercado interior de obras y contenidos audiovisuales. La Directiva Televisión Sin Fronteras, revisada en 1996, nos debe permitir alcanzar ese objetivo en el ámbito de la radiodifusión. Esfuerzos adicionales serán necesarios para que las obras cinematográficas producidas en los Estados miembros de la Unión aumenten su difusión fuera de los países donde son producidas.

En cada Estado miembro, y allá donde existan competencias a nivel regional o de comunidades autónomas, es deseable que se desarrollen organismos de regulación independientes del sector audiovisual, capaces de regular el nuevo ordenamiento de un sector con una mayor diversidad de operadores, manteniendo estándares de calidad en los contenidos y arbitrando en los conflictos que vayan surgiendo.

A nivel mundial, los responsables políticos del sector también tenemos una obligación de buscar un entorno legal mínimo para las nuevas actividades que se están desarrollando en torno a Internet. No se trata de poner trabas reglamentarias al desarrollo de esas actividades, que serían útiles dad la elevada movilidad de las actividades en este sector.

Se trata de asegurar un conjunto de reglas mínimo capaz de ordenar el desarrollo de esas actividades. Por ejemplo, los nuevos servicios sólo se desarrollarán si los consumidores se sienten suficientemente protegidos para aventurarse en transacciones de comercio electrónico. La producción de contenidos de calidad capaces de atraer demandas significativas no se llevará a cabo si los autores consideran que no están protegidos los derechos sobre sus obras. Los acuerdos internacionales conseguidos precisamente en el ámbito de la protección de los derechos de autor nos permiten abrigar esperanzas de que es posible avanzar en este campo.

La competitividad de las industrias audiovisuales europeas

En los nuevos mercados audiovisuales de la era digital, la demanda de contenidos va a multiplicarse con el incremento de la oferta de canales y servicios. Los responsables políticos europeos tenemos también una obligación para asegurar que nuestras industrias audiovisuales aprovechan al máximo esta oportunidad para incrementar la presencia de nuestras obras audiovisuales en el mercado europeo y otros mercados.

La reestructuración de nuestra industria debe permitirnos mejorar nuestra competitividad a nivel mundial. Europa tiene un déficit comercial de 6.000 millones de ECU con los Estados Unidos en este sector. Este saldo bilateral negativo nos cuesta unos 250.000 empleos que podrían generarse en Europa si fuésemos capaces de abastecer con producciones europeas nuestros mercados hasta el punto de equilibrar nuestra balanza comercial sectorial con los EE.UU.

Es necesario mejorar nuestros sistemas de distribución. Pero la mejor forma de hacer más competitiva nuestra industria audiovisual es mejorando la calidad de nuestra producción. El consumidor no demanda contenidos audiovisuales europeos o norteamericanos sino obras de calidad, que se ajusten a sus gustos.

Nuestra diversidad cultural es un activo valiosísimo que debemos conservar y aprovechar para responder a todos estos retos a los que nos enfrentamos. La cooperación entre administraciones a distintos niveles y un diálogo permanente entre poderes públicos, consumidores y la industria, deben ayudarnos a conseguir el máximo rendimiento en términos económicos, sociales y de empleo a todas las posibilidades que las nuevas tecnologías nos ofrecen.



Departamento de Universidades, Investigación y Sociedad de la Información
Secretaría para la Sociedad de la Información
Av. Diagonal 605, 5è 1a. 08028 Barcelona
Telf. +(34) 933 63 83 60 / Fax: +(34) 933 63 83 70
Correo-e: ssi@correu.gencat.es