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Catalunya 2.0 Alfons Cornella, ESADE Setembre 1998 (7 d'octubre 1998) |
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Cataluña ha respondido de manera muy notable a la revolución Internet. No sólo los índices de conectividad personal (porcentaje de población con acceso a la red) nos sitúan entre los 15 primeros países del mundo, sino que empresas, instituciones y organismos están apostando de forma progresiva a fin de tener un lugar en la red. La creatividad de nuestra gente, el gusto por la modernidad, las ganas de no perder el tren, han hecho que en Cataluña Internet se haya desarrollado muy bien. Y, además, de forma espontánea Hemos de entender que esta es una oportunidad fantástica para acelerar nuestro desarrollo, incluso para colocarnos por delante de países que ahora son competidores más adelantados que nosotros. Posiblemente lo que se ha desarrollado de forma espontánea no se habría podido hacer de un modo planificado. Hemos aprendido mucho en las últimas décadas por lo que respecta a si el desarrollo se puede diseñar o si bien nos hemos de limitar a crear unas ciertas condiciones favorables para el desarrollo. Internet no se puede hacer aumentar por decreto, pero sin unas políticas de información bien definidas la red se puede quedar como un vehículo para el tránsito de contenidos foráneos. Sin internautas no hay Internet. Y, posiblemente, sin internautas catalanes, Cataluña no tiene un lugar en la red Y quien no está en la red no existe Y si no ya veremos de aquí a un tiempo. Sobre Internet y su impacto es preciso mucho y mucho debate. Los ciudadanos han de dar su opinión, porque han sido, hasta ahora, los principales protagonistas. Las universidades han de reflexionar sobre qué cambios aporta la red, al comercio, a la enseñanza, a los negocios en general, al ocio, a determinados segmentos de la población, etc. En fin, Internet crece sola, pero no por eso hemos de renunciar a reflexionar sobre qué cambios nos aportará. La revolución digital tendrá un impacto tan drástico, posiblemente, como la revolución industrial, pero ahora, además, nos podemos permitir el lujo de reflexionarla, de pensarla, de adaptarla a nuestras necesidades. En otras palabras: la red crece espontáneamente, pero nos hemos de permitir dominarla en nuestro beneficio. Y eso exige reflexión, aparte de creatividad, medidas de estímulo, y posiblemente algunos grandes proyectos que actúen como vectores de desarrollo. Y, antes que nada, debemos creernos, todos, que esto no es un mero conjunto de herramientas que ahora se han puesto de moda, sino que detrás hay cambios muy profundos. Cambios que, como país, no podemos permitirnos ignorar. Internet nos puede ayudar a avanzar posiciones respecto a países competidores, sin duda. Sólo falta que los que tienen el dinero y también los que pueden definir políticas de desarrollo crean en ello de verdad El resto les ayudaremos. |
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