Foro de debate Núm. 25 - Enero 2000 

Ecología y gestión del agua en Cataluña

Narcís Prat
Departamento de Ecología, Universidad de Barcelona

Tradicionalmente, la gestión del agua se ha centrado en cubrir un déficit siempre creciente con nuevas ofertas de agua. Este modelo debe sustituirse por uno basado en el uso racional y sostenible del recurso y en la protección del medio, tal y como prevén las nuevas leyes en dicho ámbito. Efectivamente, la gestión hídrica del futuro más inmediato radica en satisfacer simultáneamente los usos humanos y las necesidades ambientales. Para tener éxito en la tarea, debe examinarse por qué la gestión del pasado ha resultado insatisfactoria y cuál es la mejor estrategia de gestión para una región pequeña, mediterránea y muy activa como la nuestra.
 

A las puertas del tercer milenio, la gestión del agua en Cataluña y Europa se encuentra en un momento decisivo que se refleja en próximos cambios importantes en el ordenamiento jurídico. En Cataluña con una ley que se acaba de aprobar (la Ley de ordenación, gestión y tributación del agua), en España con una reforma de la Ley de aguas y, finalmente, en Europa con la próxima aprobación de la Directiva Marco del agua. En las tres leyes aparecen las mismas palabras clave, uso racional y sostenible del agua; preservación, protección y mejora del medio o mantenimiento o mejora del estado ecológico. El objetivo de la gestión para el tercer milenio se centra tanto en garantizar el recurso como en realizarlo manteniendo y mejorando el estado ecológico de los ecosistemas acuáticos.

La gestión del agua en Cataluña: nuevas perspectivas, viejos problemas

Hasta bien entrados en el siglo XX, el único objetivo de la gestión del agua en Cataluña y España fue garantizar la disponibilidad del recurso fuera del modo que fuera, yéndolo a buscar donde fuera necesario (estrategia de la oferta), después se añadió la preocupación por la calidad del agua como bebida (recurso en condiciones) mientras que los problemas ambientales sujetos a la sobreexplotación de los recursos y la degradación de los ecosistemas acuáticos han empezado a preocuparnos hace poco cuando el saneamiento mediante depuradoras no se ha visto como un freno al crecimiento sino como una necesidad. Para el próximo milenio la gestión del agua parece que tendrá como eje central la preservación del medio sin olvidar el derecho de todas las personas a tener una garantía de cantidad y calidad en el abastecimiento de agua.
Nos podríamos preguntar si en Cataluña, una zona mediterránea con lluvias esporádicas e irregulares, es posible establecer una política de gestión del agua que tenga el medio como preocupación fundamental. ¿Podemos realmente garantizar buenos niveles de abastecimiento de calidad y a la vez tener unos ríos en un buen estado ecológico?
Cataluña es una región con mucha actividad industrial y con un uso intenso del agua cuando los recursos son limitados y existe una fuerte competencia por los recursos, ya sea entre los diferentes usuarios como entre éstos y el medio. Como consecuencia los ecosistemas naturales han sufrido una degradación importante tanto por la sobreexplotación de los recursos como por la utilización del agua con la contaminación asociada. Por eso, y a pesar del esfuerzo realizado para sanear las aguas, tenemos muchos problemas en la restauración del estado ecológico de nuestros sistemas acuáticos hasta el momento.
Por otra parte Cataluña es una región muy extensa y la problemática del agua no es la misma en las zonas de agricultura de regadío que en las zonas urbanas e industriales. Globalmente en Cataluña, según los planes hidrológicos de las cuencas internas y del Ebro, la demanda urbana e industrial es una tercera parte de la agrícola (1.039 hm3/año comparado con 2.522 hm3/año) pero dichos valores son muy diferentes si comparamos la cuenca del Segre con una demanda agrícola de 846 hm3/año, y la doméstica e industrial de sólo 41 hm3/año en el Baix Llobregat, donde dichas proporciones se invierten (50hm3/año agrícolas y 527 hm3/año domésticas e industriales). La diferente distribución de recursos y demandas ya ha generado varios transvases, como el del Ter al área de Barcelona o el del Ebro a la de Tarragona.
Hasta ahora la gestión del agua ha ido dirigida a cubrir un déficit siempre creciente con nuevas ofertas de agua. Dicho modelo no puede continuar siendo el mismo en el futuro. Deberá sustituirse por un modelo diferente de acuerdo con lo que prevén las normas mencionadas al inicio de este artículo. Si el futuro que nos llega es la gestión para satisfacer los usos y las necesidades ambientales, deberemos examinar por qué el pasado ha resultado insatisfactorio y cuál es la mejor estrategia de gestión para una región pequeña, mediterránea y muy activa.

Lecciones del pasado reciente: el Plan de Saneamiento de Cataluña

Un esfuerzo importante
Cataluña se ha destacado por su impulso para implementar un Plan de Saneamiento dirigido a cumplir la Directiva Europea sobre depuración de aguas que preveía que el saneamiento de las ciudades con más de 2.000 habitantes se realizara antes del año 2000. Dicho esfuerzo se ha puesto como ejemplo para muchos países mediterráneos y se ha realizado mediante el impulso de una entidad creada únicamente para esto: la Junta de Saneamiento adscrita al Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat de Catalunya. Dicha entidad ha editado recientemente un balance de su acción de saneamiento desde el año 1992 hasta el año 1998. Los números son bastante importantes. De 90 depuradoras en servicio y 53 en construcción se ha pasado a 210 en funcionamiento y 48 en construcción además de las 39 previstas, hasta llegar a las 297 grandes depuradoras que estarán en funcionamiento en el 2001. Para los pueblos con menos de 2.000 habitantes equivalentes (todavía pendientes de saneamiento) se prevén construir hasta 1.700 sistemas de tratamiento de aguas residuales entre el 2001 y el 2005 y así completar el Plan de Saneamiento de Cataluña. También se nos informa en el opúsculo del Programa de tratamiento de fangos que todavía hoy en día se envían a vertederos o al mar (más de 125.000 t/año), pero que se prevé compostar o secar térmicamente antes del 2001 instalando sistemas de cogeneración en las grandes depuradoras (hasta una potencia de 80 MW).
También en el trabajo mencionado se encuentra una información de los resultados del Programa de Saneamiento de Aguas Industriales, donde se ha reducido la carga contaminante que debe tratarse desde 82.564 t de DQO/año hasta 44.875, siendo la reducción más importante la que se vierte al lecho público (de 63.141 a 18.421 t/año). Por este motivo se han realizado 436 PDG (Programas de descontaminación gradual) en las industrias catalanas, y se han otorgado 516 subvenciones a empresas para adecuar sus sistemas de saneamiento o pretratamiento. Finalmente se nos informa de que el año pasado se llevaron a cabo 8.466 inspecciones en empresas.

Los resultados: mejores y peores
La Junta de Saneamiento ha evaluado el resultado de dicho esfuerzo mediante el índice ISQUA, un índice de calidad del agua que varía entre 0 y 100 y que utiliza 5 parámetros fisicoquímicos: la temperatura, la DQO, las materias en suspensión, el oxígeno disuelto y la conductividad. Del año 1992 al año 1998 se ha pasado de 55 a 143 puntos de control. Según dicho índice fisicoquímico, la calidad de las aguas de los ríos catalanes ha mejorado mucho. Si nos fijamos en los ríos Foix, Tordera, Besós y Llobregat (que tradicionalmente han sido los más contaminantes de Cataluña), la recuperación, según dicho índice, es espectacular como se puede observar en la Tabla 1, en la que hemos agrupado en 5 categorías los puntos muestreados en los dos años, aunque el número de puntos muestreados en el 1992 era muy bajo. Partiendo de esta tabla nos podríamos mostrar muy satisfechos con el resultado de la política de saneamiento y pensar que nuestros ríos están limpios y llenos de vida.
Para corroborar dicha visión de la recuperación de los ríos Tordera, Besós, Llobregat y Foix, hemos comparado los datos del ISQUA con los de la calidad biológica de los mismos ríos extraídos del estudio que realiza el equipo ECOBILL de la Universidad de Barcelona por encargo del Área del Medio Ambiente de la Diputación de Barcelona sobre su calidad ecológica. En dicho estudio se utiliza un índice biológico, el índice FBILL, que utiliza los organismos macroinvertebrados (o sea, insectos, caracoles, etc., de tamaño superior a 250 micras) como indicadores de la calidad del agua. Su valor fluctúa entre 0 (calidad pésima) y 10 (excelente). Para discutir el índice, su formulación y su relación con el índice ISQUA pueden recurrir a las diferentes publicaciones que se citan en la bibliografía. En la fig.  ??? se indica en un mapa la calidad biológica de los cuatro ríos en todos los puntos muestreados en el verano de 1998.
Como se desprende de la Tabla 1 y de la Figura 1, todavía quedan bastantes puntos de calidad biológica pésima en nuestros ríos (valores inferiores a FBILL 4), hasta un 15% de los puntos estudiados, especialmente en la parta más baja de los ríos y muchos están en el Besós (puntos rojos y naranjas en la Fig. 1), mientras que, según el ISQUA, sólo un 5% de los puntos estarían en dicha situación. De la categoría intermedia (FBILL entre 54-55), es decir de ríos contaminantes, hay un 18%, mientras que lugares donde la comunidad biológica no se diferencia mucho de la natural se observan sólo un 37% (mientras el ISQUA aumenta dicho valor hasta un 52%). Sin embargo, los puntos que se encuentran en la categoría de FBILL 6-7 no quiere decir que estén en buenas condiciones; muchos de ellos tienen un grado importante de alteración (sobre todo eutrofia). Los valores del índice fisicoquímico no informan adecuadamente de la calidad ecológica del agua de los ríos y la realidad es que el Plan de Saneamiento puede haber mejorado la calidad fisicoquímica de los ríos catalanes, pero no ha conseguido el mismo grado de regeneración de su calidad biológica.

Las razones de la diferencia
El objetivo del actual Plan de Saneamiento ha sido cumplir la directiva europea sobre depuración de aguas que fija sólo dos parámetros de medida de la eficacia del saneamiento, la DBO y los sólidos en suspensión, que deben ser inferiores a 25 ppm a la salida de la depuradora. El plan para cumplir con dicha directiva ha consistido en construir rápidamente infraestructuras (colectores, depuradoras), hacer que prevalezca la rapidez y obviar el hecho de que el medio receptor son ríos mediterráneos con caudales muy bajos o a veces, nulos. Las diferencias se deben también al hecho de que el índice químico utilizado para medir la eficacia del Plan (ISQUA) no es una buena medida de la calidad del agua de los ecosistemas fluviales, que debe medirse con indicadores biológicos como se reconoce en la Propuesta de la Directiva marco sobre las aguas.
A pesar de tener que reconocer el importante esfuerzo realizado en los últimos años y una mejora en las condiciones biológicas de algunos ríos gracias al saneamiento (en el año 1992 el número de puntos incluidos en la categoría de contaminantes, o sea índice biológico 5 o inferior en los cuatro ríos estudiados, era de hasta un 50%), la situación no se puede considerar satisfactoria, sobre todo si se tiene en cuenta la millonaria inversión que se ha realizado (hasta 400.000 millones por año).
El hecho de que los ríos mediterráneos, como el Besós o el Foix, no hayan recuperado la calidad de las aguas se debe a varios factores pero dos son muy importantes:
• La falta de dilución del caudal vertido por las depuradoras.
• Las elevadas concentraciones de amonio que éstas (incluso las biológicas) vierten a los ríos.
El diseño del Plan de Saneamiento de Cataluña olvidó que el amonio con pH elevado se transforma en amoníaco, que es enormemente tóxico en concentraciones muy bajas, y esto significa que los peces y la mayoría de macroinvertebrados se pueden morir en valores tan bajos de amonio, como de 1 ppm, mientras que algunas depuradoras vierten al medio valores tan altos como 20 ó 30 ppm. Por eso no se ha recuperado la fauna piscícola e invertebrada de la mayoría de los tramos bajos del Besós, Congost, Tenes, Ripoll o de la rambla de Rubí o la del Gurri aguas abajo de la depuradora de Vic.
El papel clave del amonio se puede observar en todos los tramos de río posteriores a las grandes depuradoras biológicas que se han construido en los últimos años en las partes bajas del Besós, el Foix y el Llobregat. En la Tabla 2 se presenta la lista de las diez primeras depuradoras en coste de explotación (según el avance del presupuesto del 1999 de la JS)  y se computan sus efectos en el medio. Todas las depuradoras mencionadas son actualmente biológicas, excepto la de Sant Adrià del Besós que es fisicoquímica.
En estas grandes depuradoras existen problemas de funcionamiento por la mezcla de aguas industriales y domésticas, lo que dificulta el saneamiento (es fácil utilizar la depuradora de Ribes de Freser, por ejemplo, pero es más complicado la de Igualada). Sin embargo, el problema de fondo es de diseño (no se ha pensado en los niveles de amonio de salida como un problema) y no se ha tenido en cuenta que el medio receptor muchas veces es un río seco o sin capacidad de dilución, lo que imposibilita la regeneración del ecosistema acuático. Se puede decir que muchos ríos catalanes nacen actualmente en las depuradoras (el Congost en la depuradora de Centelles y después en la de Granollers, el Ripoll en la de Sant Llorenç Savall y nuevamente en la de Castellar del Vallés, la riera de Caldes en la depuradora de Caldes de Montbui, el Foix en la depuradora de Vilafranca del Penedès, la riera de Rubí en la depuradora de Terrassa, etc.).
Las grandes depuradoras biológicas catalanas dejan el agua con una DBO y DQO y un contenido de amonio con valores entre 5 y 10 veces superiores a los que se encuentran en cualquier río (que no deberían superar los 5, 10 y 0,5 ppm respectivamente de los tres parámetros mencionados). Por lo tanto se requeriría un caudal en el río que permitiera su dilución y autodepuración. Éste no es el caso de los ríos mediterráneos, siempre con un caudal escaso y por eso el modelo del Plan de Saneamiento actual no garantiza la recuperación de nuestros ríos, a pesar de las mejoras que ha habido en algunos de ellos. Resumiendo, el balance del saneamiento de Cataluña no es tan optimista ni tan satisfactorio como pueda parecer en el opúsculo que la Junta ha editado. Las mejoras en algunos ríos no pueden esconder una decepción importante en lo que se refiere a la recuperación de la vida en los ríos (muchos políticos y gestores no han podido cumplir su promesa de bañarse bajo las depuradoras que han inaugurado).

El estado ecológico, mucho más que la calidad del agua

Los ríos, como ecosistemas acuáticos, son mucho más que la vida en el agua, ya que las vidas de sus riberas son tanto o más importantes como las comunidades acuáticas. La ribera es la zona anegadiza cerca del río que va desde el canal de aguas bajas hasta la zona donde llegan las inundaciones más importantes y por eso la vegetación es especial, unida a la presencia del agua a la que los árboles pueden acceder mediante sus raíces. El sistema de ribera es un verdadero refugio de biodiversidad y un elemento clave como corredor biológico de contacto entre los diferentes ecosistemas de Cataluña. Las riberas son un verdadero corredor biológico que garantizan que los espacios protegidos en Cataluña no se conviertan en islas en medio de un sistema urbano o semiurbano.
Por eso, la calificación de la ribera tiene una relevancia muy importante en el cálculo del estado ecológico de los ríos. Para los ríos mediterráneos, hemos diseñado un índice que califica el ecosistema de ribera con valores entre 0 y 100 (índice QBR). Obtenemos dicha puntuación considerando cuatro características del sistema de ribera (cada uno de ellas valorada en 25 puntos). Las características que deben evaluarse son:
• La cobertura de la vegetación. Una buena cobertura significará que no existen alteraciones que impiden de forma continuada el crecimiento de la comunidad vegetal.
• La estructura. Se trata de evaluar la complejidad estructural de la vegetación y se puede decir que es una evaluación indirecta de la biodiversidad del sistema.
• La potencialidad del sistema por tener una variedad importante de árboles de ribera, una valoración de la complejidad del sistema que debe ponderarse para cada tipo geomorfológico diferente de río. Incluye una valoración de naturalidad según si las especies encontradas son autóctonas o introducidas.
• La alteración del canal fluvial de forma permanente por el hombre, valorando la presencia de infraestructuras en el tramo estudiado.
El modo de calcular dicho índice y su aplicación en el Llobregat, Foix, Tordera y Besós se puede encontrar de forma detallada en otras publicaciones (vean bibliografía). Según el valor del índice tenemos cinco categorías de calidad que son las siguientes:
• Bosque de ribera, calidad muy buena, estado natural: valores > 95
• Inicio de la alteración, calidad buena: 75-90
• Alteración importante, calidad regular: 55-70
• Fuerte degradación, calidad mala: 30-50
• Degradación extrema, calidad pésima: valores < 35
Utilizando los datos de los estudios realizados por el Departamento de Ecología para el Área de Medio Ambiente de la Diputación de Barcelona, se puede realizar una evaluación de la situación de las riberas en los cuatro ríos mencionados. Como se puede observar en la Tabla 3 la situación de los bosques de ribera en los ríos estudiados es en general mala ya que casi un 60% de los lugares visitados tienen un valor del QBR muy malo o pésimo y sólo un 7% se pueden calificar como en estado natural. En la Figura 2 se presenta un mapa con el valor del QBR en los mismos puntos en los que se estudió la calidad biológica. Como se observa las partes bajas están en una situación pésima en lo que concierne al bosque de ribera (alta vuelta, colores naranjas o rojos), pero también en algunas partes altas los valores son relativamente bajos. La degradación de las riberas se debe a diferentes causas: la urbanización de los márgenes, la extracción de áridos, la ganadería intensiva cerca del río o la excesiva frecuentación. Incluso, a veces, la Junta de Saneamiento ha construido los colectores en medio del río destruyendo el ecosistema de ribera. Otras veces la propia Administración (y especialmente la Junta de Aguas) se encarga de imposibilitar la regeneración de las riberas con sus actuaciones de canalización o de limpieza de ríos para evitar los problemas de las inundaciones porque se considera que los árboles pueden obstruir los puntos y por eso, la mejor solución es cortar los árboles (sin embargo no se ha pensado que la culpa la pueden tener los puentes por no estar bien construidos). La conservación de los ríos como ecosistemas requiere que el sistema de ribera goce de un buen estado de salud, y por lo tanto debe tenerse presente cuándo haya que definir el estado ecológico de los ríos.

El estado ecológico de los ríos mediterráneos

La valoración del estado ecológico de los ríos requiere un índice integrador que nos defina la calidad ecológica global del ecosistema acuático. El concepto de estado ecológico se origina en la Propuesta de Directiva marco sobre las aguas de la Comisión de la Unión Europea del año 1997 (COM(97) 49 final. 1997) y es un concepto administrativo que recoge otras ideas anteriores propias de la literatura científica, como las de salud del ecosistema (Munawar) o la integridad ecológica (Karr), por ejemplo. Como hemos dicho repetidamente, determinar el estado ecológico es uno de los elementos clave de la Propuesta de directiva de 1997 y por lo tanto es la perspectiva clave para la gestión del agua para el inicio del próximo siglo. La definición del estado ecológico se puede leer en el preámbulo de la propia Ley de ordenación, gestión y tributación del agua y también en la Reforma de la Ley de Aguas. Dice la Ley:
«5) Estado ecológico: una expresión de la calidad de la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas acuáticos asociados a las aguas superficiales. Tiene en cuenta la naturaleza fisicoquímica del agua y los sedimentos, las características del flujo de agua y la estructura física de la masa de agua, pero se centra en la condición de los elementos biológicos del ecosistema.»
Ésta es la primera vez que de forma clara queda reflejada en una ley la importancia de sus componentes biológicos para establecer cuál es la calidad del sistema. Por lo tanto, en el futuro será necesario analizar la calidad global del sistema acuático, es decir, determinar su estado ecológico. Los esfuerzos realizados para la mejora de la calidad de los ecosistemas (como el saneamiento o las actuaciones de restauración de los lechos) o las acciones en sentido contrario (saneamiento incompleto, canalizaciones, extracciones de áridos, etc.) se valorarán prestando atención sobre todo a la comunidad de organismos acuáticos, incluida la situación de las riberas.
Es evidente que la valoración del estado ecológico será relativamente compleja y se necesitarán equipos de personas de varias disciplinas para llevarla a cabo. Deben estudiarse todas las comunidades acuáticas (plantas, invertebrados, peces, otros vertebrados), las riberas (vegetación, estructura), identificarse los parámetros fisicoquímos clave e, incluso, la geomorfología del río. La misma Propuesta de Directiva europea no ha desarrollado todavía el modo de realizarlo y parece ser que dejará que cada país lo ejecute siguiendo un sistema propio pero que se pueda comparar con el sistema de los otros países.
Una primera aproximación al problema se puede realizar utilizando un índice de caracterización rápida que tenga en cuenta las diferentes partes del ecosistema. Esto es lo que hemos hecho el grupo de investigación ECOBILL de la Universidad de Barcelona en colaboración con el Área de Medio Ambiente de la Diputación de Barcelona, del Consorcio de la Cuenca del Besós, del laboratorio de Sant Joan Despí de SGABSA, de la Mancomunidad de Municipios del Penedès-Garraf  y de la Fundación Rectoria Vella de Sant Celoni. Hemos elaborado un índice de calidad integrada de la calidad del ecosistema fluvial que pertenece a la familia de los índices de evaluación rápida de la calidad del agua, porque efectúa una valoración del estado ecológico del sistema de forma rápida y simple utilizando dos atributos de la zona muestreada:
• El índice de calidad biológica FBILL basado en los macroinvertebrados.
• El índice QBR que valora el estado de conservación de las riberas.
La metodología es muy sencilla: una vez calculado el índice biológico FBILL y el QBR, el estado ecológico se obtiene con el valor de los dos índices, tal y como aparece en la Tabla 4. Con dicha tabla podemos establecer cinco niveles de estado ecológico del río según la situación conjunta de la calidad biológica de las aguas y de las características de la ribera.
En el caso de los ríos Tordera, Besós, Llobregat y Foix, los datos globales de su estado ecológico en 1998 se pueden encontrar en la Tabla 5. Como se deduce de los 81 puntos valorados en los cuatro ríos, 42 (más de la mitad) se encuentran en un estado ecológico malo o pésimo y sólo 13 se pueden considerar que se encuentran en estado natural. Éstos corresponden principalmente a las cabeceras del Llobregat y el Foix y a los puntos del Besós y el Tordera que se encuentran dentro del Parque Natural del Montseny. Los que están en situación más crítica son los que corresponden a las partes bajas de todos los ríos, tanto por la degradación de las riberas como por la situación de la calidad del agua, todavía no depurada correctamente o afectados por derivaciones de caudales o por falta de dilución.
En la Figura 3 hemos realizado un resumen del estado ecológico de los cuatro ríos, según los datos reunidos hasta ahora, donde hemos considerado además de las características biológicas del agua y de la ribera, algunos parámetros fisicoquímicos (como el amonio o los nutrientes). Hemos establecido unas áreas que muestran las zonas en estado pésimo (rojo), muy malo (naranja), malo (amarillo), regular (verde) y bueno (azul) y que reflejan la situación en la que se encuentran los cuatro ríos mencionados, que son los que presentan una problemática más importante de contaminación. Los ríos mediterráneos, de poco caudal, con mucha presión humana y sin ser valorados como ecosistemas, son muy difíciles de recuperar; hasta ahora no lo hemos conseguido, pero debemos insistir para llegar a una situación en la que podremos afirmar que tenemos ríos vivos.
Debemos recordar que en dicha evaluación no se han incluido otras características de los ríos que será necesario evaluar en el futuro, como la población de peces y la presencia de especies introducidas en los ríos, como los cangrejos americanos, lo que podría conducir a que algunos puntos de calidad buena o regular empeoraran su situación.

El agua como recurso, ¿gestión de la oferta o estrategia ecosistémica?

El estado ecológico deficiente de la mayoría de los ríos mediterráneos se explica por muchos motivos, pero un motivo clave es la fuerte explotación de los recursos que se utilizan para abastecer a la población, para regar o para producir energía eléctrica (es especialmente importante el efecto de las minicentrales). Como consecuencia, algunos ríos bajan totalmente secos o tienen caudales muy escasos. La mayor parte del problema se debe al fuerte consumo de agua que realizan las poblaciones costeras e industriales de Cataluña y especialmente a la gran concentración de la población y la actividad industrial en la región de Barcelona. Los transvases realizados hasta el momento (del Ter, del Ebro) han sido para satisfacer la sed de las ciudades y las industrias y los que se proyectan para el futuro también van dirigidos a disminuir los déficits que se estima que se producirán en el futuro. Si los ríos se quedan secos o con caudales escasos por la captación excesiva de agua, su estado ecológico será muy malo a causa de que el río ha dejado de ser río (en el momento en que se ha secado) o que no puede asimilar la contaminación que se le vierte. ¿Realmente se necesita tanta agua que es imposible mejorar la salud de nuestros ecosistemas sin realizar un nuevo transvase de agua a la región de Barcelona?

Las previsiones de futuro siguiendo la estrategia de la oferta
El agua que abastece la región de Barcelona proviene de tres fuentes diferentes: por un lado de aguas subterráneas de los pozos, municipales o de las compañías de agua; por otro lado, las aguas superficiales captadas al río Llobregat y finalmente las aguas del río Ter.  Todo el sistema está conectado por una red regional extensa que abastece hasta 4 millones y medio de habitantes y puede obtener unos recursos medios anuales del orden de 499 hm3, de los que 173 hm3 provienen de fuentes subterráneas, 100 hm3 del río Llobregat captadas en Sant Joan Despí (Agbar) y el resto de la red ATLL (del Llobregat en Abrera y del Ter provenientes de El Pasteral y potabilizadas en Cardedeu). Actualmente en la región de Barcelona aumenta el consumo en la corona exterior metropolitana (incrementos de hasta el 29% en el Maresme en los años 1992-1995), mientras que disminuye en el área central (disminuciones de hasta el 13,73% en el ámbito de la entidad metropolitana entre el 1991 y 1996).
¿Qué sucederá en el futuro? Como por ley el abastecimiento de la región de Barcelona corresponde hasta ahora a ATLL (Aigües Ter-Llobregat, una empresa pública), dicha empresa ha realizado una previsión de futuro para el año 2025 basada en las siguientes premisas:
• Incremento de la población en medio millón de personas.
• Incremento del consumo per cápita.
• Ya no es posible ahorrar más.
• El agua del Llobregat es de mala calidad y debe disminuirse el consumo para la población.
• Existe sobreexplotación de los recursos subterráneos y por lo tanto debe disminuirse el consumo de agua de pozos.
• Debe aumentarse el caudal ecológico del Ter y del Llobregat hasta el mar.
De este modo se llega a la conclusión de que se necesitan recursos adicionales, como se deduce del balance de la Tabla 5 elaborada a partir de los estudios de ATLL publicados en el 1999. En dicha tabla se describen tres escenarios: el primero (2025a) supone reducir la sobreexplotación de los acuíferos manteniendo la potabilización del agua en Sant Joan Despí y aumentando el consumo para el crecimiento de la población. En el segundo (2025b) se mantiene el escenario de crecimiento y los supuestos anteriores y además se elimina la potabilización de Sant Joan Despí por la falta de calidad del agua. Finalmente, en el tercer escenario (2025c) se programa una contención del consumo pero se disminuye la explotación de los pozos y se elimina la captación en Sant Joan Despí por la falta de calidad. En todos los casos se concluye que se necesita más agua y más recursos adicionales, es decir, que necesitamos un nuevo transvase. Estos valores se han utilizado para solicitar el transvase de las aguas del Ródano a Cataluña, entre 10 y 15 m3/seg.

El control de la demanda y posibilidades de una gestión alternativa
Los argumentos de demanda creciente por la necesidad de no sobreexplotar los pozos, mejora de la calidad, garantía de abastecimiento o asegurar unos caudales ambientales parecen muy razonables y podríamos pensar que es imprescindible un nuevo transvase. Pero echamos de menos en dichas cifras algunas consideraciones que podrían moderar el consumo y que no queda claro si se puede ahorrar agua o es posible la reutilización de las aguas depuradas para usos municipales o industriales. Hemos realizado un cálculo alternativo del gasto de agua en la región de Barcelona utilizando una estrategia de sostenibilidad o gestión ecosistémica (Tabla 6). Dicha estrategia se basa en:
• Explotación sostenible de los recursos subterráneos, aceptando como dice ATLL una disminución de la explotación de 173 a 92 hm3/año, aunque debería estudiarse mejor dicha cifra que se basa en una encuesta realizada a las compañías de agua.
• Ahorro industrial. Según el estudio encargado por ATLL, existe una posibilidad de ahorro adicional en la industria que se ha evaluado como máximo en 20 hm3/año. Aceptamos dicho valor como un mínimo que descontamos del gasto industrial actual (de 156 a 136 hm3/año).
• Ahorro doméstico. En este sentido, con unos datos de un estudio de Madrid, ATLL lo evalúa en 62 hm3/año, pero considera que es muy complicado conseguirlo y no lo tiene en cuenta en su balance final. En lo que concierne a las pérdidas, se calcula que actualmente la red sólo tiene un 10% de pérdidas reales, por lo que se considera económicamente inviable realizar ahorros adicionales. Como en la estrategia ecosistémica fijamos un valor de 150 l/persona/día, el ahorro y la disminución de pérdidas ya se incluyen en dicho valor y por ese motivo los consideramos de forma individualizada en la Tabla 6.
• Calidad.  Eliminar la potabilizadora del Baix Llobregat por la elevada salinidad del agua no es una medida sostenible (deben asumirse los recursos de la propia cuenca). Con acciones no demasiado caras se podría reducir y disminuir la salinidad a menos de la mitad (control de las aportaciones a la rambla del Fusteret en Súria y otras aportaciones de los escombros de Sallent) como ya ha propuesto la propia Agbar. Mantenemos los 100 hm3/año como recurso que debe utilizarse en nuestro balance alternativo de la Tabla 6.
• Caudales ecológicos. La problemática de los caudales ecológicos es compleja y en los ríos Llobregat y Ter no se puede separar de la presencia de minicentrales que derivan los caudales. Los 3 m3/seg actualmente previstos en la propia legislación que deberían circular por el Baix Ter favorecerían que el río tuviera una calidad ecológica aceptable si no existieran las minicentrales que derivan el agua. El problema debe solucionarse regulando las extracciones de las minicentrales y fijando un caudal de compensación en el río para cada tramo. En el caso del Llobregat, además, se podría utilizar el agua de la depuradora del Prat como caudal ecológico por su último tramo, remontándola hasta Sant Boi. No consideraremos, pues, recursos adicionales necesarios para el caudal ecológico de los dos ríos en nuestro balance de la Tabla 6.
• Aumento del consumo por parte de la población. Si suponemos un incremento de población de medio millón de personas y que cada habitante tenga un gasto doméstico de 261 litros diarios, la cantidad necesaria sería de 636 hm3/año (Tablas 5 y 6). Pero con un valor más real del crecimiento poblacional (por ejemplo, 4,6 millones) y un consumo responsable de 150 l/persona/día la demanda urbana se reduce a 252 hm3/año, una diferencia considerable.
• Reutilización. ATLL la evalúa como un máximo 34 hm3/año, mientras la Junta de Saneamiento en su memoria de 1997 ya tenía una reutilización planificada de hasta 283 hm3/año. Si el 15% del gasto de agua que se utiliza para servicios municipales fuera de agua regenerada esto permitiría ahorrar hasta 37 hm3/año. Utilizaremos dicha cifra en nuestros cálculos como un mínimo posible.
Con todos estos cálculos alternativos que se encuentran en la Tabla 6, donde se compara la situación actual real derivada del estudio de ATLL, la situación prevista por ATLL en el 2025 en el caso de satisfacción máxima de la demanda (o sea mucha oferta) y la estrategia ecosistémica, derivada de las consideraciones realizadas en los apartados anteriores, se puede concluir que no se necesitan recursos adicionales si se cambia la estrategia de gestión del agua en Cataluña.

Hacia un modelo nuevo de gestión del agua en Cataluña

La sostenibilidad y el uso racional del agua que solicita la nueva Ley catalana del agua implica solucionar problemas mucho más complejos que las sumas y restas de recursos o construir depuradoras y hacer pagar cánones de saneamiento. Algunos ya están presentes entre nosotros, como hacer frente a la escasez de recursos, la contaminación por microcontaminantes orgánicos o las minicentrales que no respetan los caudales de compensación (también llamados caudales ecológicos). A otros todavía no se les ha dado la importancia que merecen, como es la presencia de especies invasoras exóticas, como el cangrejo americano que comprometen el estado ecológico de nuestros ríos. Finalmente la sostenibilidad puede verse amenazada por peligros de futuro que posiblemente todavía no sabemos cómo nos afectarán, como el cambio climático.
La gestión del agua en Cataluña requiere una gestión integrada, destinada a mantener y mejorar el estado ecológico de nuestros ecosistemas acuáticos y solicita un cambio de mentalidad y una política de inversión diferente que la que se está llevando a cabo, centrada sólo en construir colectores, depuradoras o abastecimientos de agua. Esto es lo que esperamos de la Agencia Catalana del Agua que debe desarrollar la Ley de ordenación, gestión y tributación del agua.
Los cuellos de botella que hemos identificado que pueden dificultar la regeneración del estado ecológico de nuestros ríos, lagos, embalses, acuíferos y marjales puede sintetizarse en un decálogo que debería preverse solucionar al inicio del próximo siglo:
1. Integración de todo el ciclo del agua, objetivo prioritario del ACA. En la descentralización que se prevé en dicha ley (formación de las ELA, Entidades Locales del Agua) el control de la demanda debe ser uno de los aspectos clave.
2. Una política muy activa y decidida en la utilización de recursos alternativos como el agua regenerada de las depuradoras o la desalinización de aguas salubres de los acuíferos litorales.
3. Cambios en los diseños y la construcción de colectores y depuradoras. Para los primeros solicitamos respeto por las riberas existentes, en el caso de que se tenga que pasar obligatoriamente el colector por el lecho o la ribera del río, o si no, su restauración posterior. Para las depuradoras el diseño debe tener en cuenta el caudal del medio receptor, especialmente en los ríos mediterráneos.
4. Consideración del amonio como un elemento clave para la recuperación de la vida en los ríos y diseño de un plan de acción para su inmediata reducción en las depuradoras que superen valores de 1 ppm a la salida, si el río no diluye el agua de la depuradora en una proporción de 10 a 1 como mínimo. Debe estudiarse también la problemática de los microcontaminantes orgánicos y cómo afectan a las redes tróficas.
5. Estudio con detenimiento del tema de la salinidad que queda en los ríos derivada de las aguas industriales y urbanas, que puede comprometer la regeneración futura de la fauna y la flora de muchos ríos donde se están construyendo depuradoras.
6. Valoración detallada de los niveles de eutrofización y acciones para su minimización. Esto necesitará tratamientos terciarios en las depuradoras y buenas prácticas agrícolas, así como solucionar el problema del exceso de purines.
7. Resolución definitiva del tema de los caudales de compensación de las minicentrales hidroeléctricas. A lo largo de muchos de nuestros ríos muchas minicentrales derivan las aguas del río y causan que muchos tramos estén secos. En el tramo alto del Ter hay 45 y un 82% del río está afectado. El Cardener tiene 25 minicentrales y el Llobregat 55, este último río tiene la primera a 50 metros de su nacimiento y la segunda a 100 metros, que realiza una derivación superior a 15 km llevándose todo el caudal del río gran parte del año, porque programas como el de Aguas Vivas de 1999 no son suficientes para minimizar los efectos de la reducción del caudal en el verano.
8. Estudio detallado de la problemática de las especies introducidas (cangrejo americano, peces) y de sus efectos en los ecosistemas. Esto supone también revisar totalmente la gestión de la pesca que actualmente está más destinada a mantener «cotos-granja» de fin de semana que as propias comunidades de los ecosistemas catalanes.
9. Un programa de regeneración de las riberas degradadas que incluya un control de la ganadería y el pasto (especialmente en las partes bajas) y un cambio en el sistema de protección en las avenidas.
10. Establecimiento de un sistema de control del estado ecológico que permita evaluar, mediante las comunidades de organismos, la salud de los ecosistemas acuáticos. En el caso de los ríos la utilización de índices biológicos y de estado de conservación de las riberas puede ser una herramienta muy útil.
Dicho decálogo (al que seguramente se pueden añadir muchos más puntos) no se podrá conseguir sin una buena concienciación de la población para que reconozcan que viven en una zona mediterránea donde el agua es escasa y el ocio no va unido sólo a los campos de golf. Un programa de educación ambiental que favorezca que la gente no viva de espaldas a los ríos es absolutamente imprescindible para poder conseguir el cambio hacia la gestión ecosistémica.
Esperamos que la Agencia Catalana del Agua empiece su acción con ímpetu y que dispongamos dentro de poco tiempo de un modelo diferente de gestión del agua en Cataluña, donde los aspectos de conservación y regeneración de los ecosistemas sean tan importantes como los económicos o la captación del recurso •

Nota del autor:
Agradecimientos a los compañeros del equipo ECOBILL del Departamento de Ecología de la Universidad de Barcelona (A. Munné, C. Solà, N. Bonada, M. Rieradevall), sin los cuales los trabajos del estado ecológico de los ríos no habrían sido posibles. Al Área de Medio Ambiente de la Diputación de Barcelona por el impulso y el apoyo que nos han dado desde el 1994 para realizar el seguimiento de la calidad ecológica de los ríos de la provincia de Barcelona. Y al Consorcio para la Defensa del río Besós, al laboratorio de SGABSA en Sant Joan Despí y a su equipo de Policía de Ríos, a la Mancomunidad Intercomarcal Penedès-Garraf y a la Fundación Rectoria Vella de Sant Celoni por la colaboración en nuestro trabajo sobre los ríos de la provincia de Barcelona. He obtenido los datos de saneamiento gracias a mi condición de miembro de su Consejo Directivo representando a Depana. Los datos sobre el abastecimiento de la región de Barcelona me han sido proporcionados en las reuniones del Comité que estudiaba el abastecimiento de agua a Barcelona, del que era miembro, y debo agradecer especialmente las atenciones de Robert Vergés que era el secretario de dicho Comité.
 
 

Bibliografía

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• JUNTA DE SANEJAMENT. Memòria d’activitats 1997. Generalitat de Catalunya. Depto. Medio Ambiente, 1998, 104 pág.
• JUNTA DE SANEJAMENT. Informe de les depuradores en servei. Any 1998. Generalitat de Catalunya. Depto. Medio Ambiente, 1999,  55 pág.
• MUNNÉ, A.; SOLA, C.; RIERADEVALL, M.; PRAT, N. Índex QBR. Mètode per a l’avaluació de la qualitat dels ecosistemes de ribera. Estudis de la qualitat ecològica dels rius 4. Área Medio Ambiente, Diputación de Barcelona, 1998, 28 pág.
• PRAT, N. «Planificar l’aigua; oblidar-se de la vida». En: Ecologia i territori a Catalunya. Acció Ecologista. Publicacions UAB, 1996, pág. 15-30.
• PRAT, N. Retos para la conservación de los ríos. Ecosistemas 20/21, 1997, pág. 42-47.
• PRAT, N.; RIERADEVALL, M.; MUNNÉ, A.; SOLA, C.; CHACON, G. La qualitat ecològica de les aigües del Besòs i el Llobregat Informe 1996. Els cabals del riu Congost. Estudis de la qualitat ecològica dels rius, 2. Área Medio Ambiente, Diputación de Barcelona,1997, 153 pág.
• PRAT, N; MUNNÉ, A.; BONADA, N.; SOLA, C.; CHACON, G.; RIERADEVALL, M. La qualitat ecològica de les aigües del rius Foix, Tordera, Besòs i el Llobregat Informe 1998. Estudis de la qualitat ecològica dels rius, 6. Área Medio Ambiente, Diputación de Barcelona, 1998. [En prensa].
 
 
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