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A diferencia de los escenarios
anteriores, aquí observamos que los trabajadores extranjeros se sitúan en las posiciones
inferiores de la estructura laboral. Estos trabajadores, blue-collars, se limitan a la ejecución de
órdenes sencillas de supervisores autóctonos. Las relaciones de comunicación son
absolutamente asimétricas y como relataba uno de los participantes en el grupo de
discusión: Nosotros en la empresa siempre estamos callados. La dirección
entiende que no son necesarias habilidades comunicativas para estos puestos de trabajo y
el desconocimiento del español o el catalán no supone un inconveniente para su
contratación. Lo importante es, según un
directivo: que sea trabajador. Al respecto existe la percepción que estos
trabajadores, que provienen de antiguas repúblicas socialistas, constituyen una fuerza de
trabajo dócil y laboriosa. En ninguna de las empresas analizadas los empleados rumanos
han conseguido alcanzar otras posiciones diferentes a las de trabajadores manuales. En
estas empresas los directivos ejercen diferentes funciones, incluidas las de
comercialización. Destaca que mayoritariamente no conocen ningún idioma extranjero y en
las pocas ocasiones que se intenta penetrar en mercados foráneos es necesario
externalizar la comercialización. La localización en un área cuasi-rural alejada en
más de 200 km de Barcelona y el hecho de que la producción siempre se haya destinado al
mercado estatal, han contribuido a alejar a este clúster de las redes internacionales de
producción y distribución. Incluso con la llegada de trabajadores con mayor repertorio
lingüístico, como el caso de los empleados rumanos, no ha amentado la conexión
internacional del management local. Pero, el
hecho es que su competitividad en la actualidad se centra en la existencia de una fuerza
de trabajo internacionalizada (los trabajadores rumanos) que acepta unas bajas condiciones
de trabajo y empleo.
El valor de los
distintos idiomas no se establece en base al producto ni al proceso productivo. El
catalán y el castellano cobran valor para los trabajadores rumanos por su capacidad de
integración en la comunidad local. En cuanto a los grupos autóctonos, cabe destacar la
no adaptación a la nueva situación de mercados abiertos en Europa. El catalán continúa
siendo el idioma de poder y prestigio, necesario en la promoción laboral, en estas
empresas y la única empleada por los directivos y propietarios del capital.
Pequeñas y medianas empresas
sociosanitarias
Hemos analizado un
conjunto de pequeñas y medianas empresas sociosanitarias situadas en el litoral catalán
especialmente afectadas por la presencia de residentes extranjeros. Progresivamente, como
consecuencia de los flujos turísticos y su asentamiento en el litoral, los clientes de
estas pymes se han internacionalizado. El aumento de la complejidad lingüística no
deriva de estrategias de internacionalización sino de una internacionalización de los
clientes sobrevenida. Esta internacionalización de los mercados locales ha supuesto un
reto para las empresas autóctonas. En primer lugar, porque la prestación de servicios
sociosanitarios es muy intensiva lingüísticamente en la relación paciente-profesional
sanitario. En segundo lugar, porque el colectivo extranjero residente es muy heterogéneo
(británico, alemán, belga... y recientemente procedente del Este Europeo). En tercer
lugar, porque los profesionales sanitarios (médicos y enfermeros y otros empleados en
instalaciones geriátricas, por ejemplo) poseen un repertorio lingüístico que se limita
al castellano y catalán. De hecho, la profesión médica en España está sumamente
influida por el gran peso de la Sanidad Pública, donde no constituye una exigencia el
conocimiento de idiomas extranjeros y sí, en cambio, el catalán como mérito. En sus
trayectorias formativas no consideraron la futura heterogeneidad lingüística del litoral
español ni la forma en que esto podría afectar a su desempeño laboral.
Hemos detectado
tres estrategias empresariales con respecto a la heterogeneidad lingüística de los
mercados locales. La primera es, en el caso de empresarios autóctonos, especializarse en el colectivo autóctono. Hasta
el momento ha sido la estrategia más extendida. La segunda, es la de incorporar personal
sanitario formado lingüísticamente en los idiomas de los turistas residentes. Para ello
se han contratado especialmente auxiliares y enfermeros, que median entre los doctores y
los pacientes. En tercer lugar, aparece una oferta incipiente de empresas propiedad de
extranjeros especializadas en sus connacionales y en cuya plantilla encontramos
fundamentalmente médicos extranjeros, pero también auxiliares autóctonos. Hemos de
tener en consideración que en estas empresas generalmente la propiedad corresponde a los
propios médicos. En estas empresas compartir el idioma del cliente se convierte en
fundamental por motivos de confianza. De hecho, los clientes prefieren a profesionales
sanitarios connacionales. Así, los profesionales autóctonos observan como
progresivamente sus oportunidades laborales se ven mermadas por la falta de un repertorio
lingüístico apropiado y por la competencia extranjera.
3. Conclusiones: dos resultados lingüísticos
De forma
sintética, hemos observado dos resultados lingüísticos bien diferenciados: a) Reforzamiento de las divisiones lingüísticas
como mecanismo de segmentación de los recursos (compañías multinacionales
etnocéntricas y clúster industrial) y, b)
Estrategia orientada a aumentar la eficacia y eficiencia corporativa asumiendo los costes
de transacción externos para acceder a clientes lingüísticamente heterogéneos
(compañías multinacionales geocéntricas y en transición y empresas sociosanitarias), y
reduciendo los costes de transacción internos por medio de la desetnificación del idioma
corporativo.
El reforzamiento
de las divisiones lingüísticas de la estrategia a)
se explica porque el idioma es una pieza clave de la racionalización jerárquica de la
empresa y de las relaciones de poder, lo que condiciona las formas de promoción laboral.
La política lingüística cumple la función de limitar el acceso a los recursos
tangibles e intangibles, como los cargos directivos o técnicos mejor remunerados y el
reconocimiento social dentro de la compañía. Es una situación de cierre monopolizador -social clousure- en base a criterios
étnico-lingüísticos. La consecuencia es la segmentación de la plantilla en dos grupos
laborales y lingüísticos muy identificados con tareas de planificación -grupo lingüístico dominante- y la ejecución
grupo lingüístico dominado. En los casos analizados el idioma corporativo es aquel
que cumple las funciones de prestigio e identidad dentro de la corporación. Es el alemán
en las empresas etnocéntricas- y el catalán en el clúster industrial. Por
lo que se refiere a los beneficios, la estrategia permite la creación de unos valores y
normas compartidas entre el cuerpo directivo, hecho que aumenta la cohesión y confianza
en este grupo. Como perjuicios, cabe destacar los conflictos entre el personal directivo
autóctono de las filiales y los directivos connacionales de la matriz. Asimismo, aumenta
la desconfianza del conjunto de los directivos y blue-collars
autóctonos ante la élite connacional del capital, hecho que se agrava en la actualidad
en España con continuas amenazas de deslocalización de la producción hacia el Este
europeo. Hemos definido este escenario como un juego de suma cero donde la función de
utilidad se deriva del control. Los recursos a distribuir son limitados y fijos. Hemos de
destacar que el reforzamiento de las barreras lingüísticas son especialmente factibles
en modelos de industria fordista debido a que la eficiencia y eficacia productiva no
depende de factores lingüísticos, sino de una elevada especialización y separación
entre grupos laborales.
En la estrategia b), aquella que hemos definido como asunción de
costes de transacción, el idioma es una variable clave en el proceso productivo. A
través de la política lingüística se pretende garantizar la eficacia en la relación
con los clientes y la eficiencia en la gestión interna. Los capitales lingüísticos son
altamente valorados en las prácticas de reclutamiento. Se prima la contratación de
personal trilingüe: los idiomas donde se localiza la filial (español y/o catalán, en
cierta medida devaluados por su escaso valor global; los idiomas de contacto de mercado),
el inglés (como idioma de coordinación técnica y horizontal de la compañía), y,
especialmente, alguno de los idiomas de los mercados extranjeros de consumo con valor de
marketing. En las pequeñas y medianas empresas sociosanitarias, el idioma de
coordinación y de los clientes internacionales acostumbran a coincidir por la tendencia a
la segmentación étnico-lingüística de las empresas. Al respecto, no se trata de una
motivación simbólica o identitaria que reafirme el control sobre el mercado, sino de
maximizar la eficacia comunicativa con los pacientes o clientes. El resultado se asimila a
un juego de suma positiva. La superación de las barreras lingüísticas supone un
incremento de la plusvalía que puede beneficiar a los diferentes actores de manera
simultanea. Los trabajadores reciben recompensas por sus capitales lingüísticos y las
empresas pueden acceder a la reorganización global de sus servicios y acceder a clientes
lingüísticamente plurales. La
discriminación se ejerce a través de los procesos de selección de personal y no a
través de los procesos de promoción, lo que favorece la cohesión dentro de la empresa.
Finalmente, hemos
observado que las dinámicas diferenciadas de los escenarios de coordinación empresarial
analizados nos permiten afirmar que diferentes formas de organización de la producción y
posición respecto a la movilidad de los factores comportan diversos regimenes
lingüísticos que se evidencian en los mecanismos de selección y promoción del
personal. La movilidad de los factores no conduce necesariamente a una homogeneización
lingüística, sino a una diversificación teñida de desigualdad. La selección y
promoción de personal, cuando se establece mediante criterios lingüísticos implica
formas de estratificación ocupacional por las que se ven afectados los grupos
lingüísticos. Este hecho supone un grave problema para aquellos estratos sociales que no
han logrado invertir en los recursos lingüísticos más valorados.
4.
Bibliografia
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Solé, C. i Alarcón, A. (2001): Llengua i
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Amado Alarcón
Universitat Rovira i Virgili |